¿Sabías que el cambio climático puede cambiar el color del otoño?

Publicado el 15 octubre, 2024 por SIGRE

El otoño es una estación maravillosa que transforma el paisaje con una explosión de colores cálidos como el ocre, los rojizos y los amarillos. Las hojas caen, formando alfombras naturales que decoran los parques y los bosques, creando una atmósfera acogedora y nostálgica. Es un tiempo ideal para disfrutar de paseos al aire libre, contemplar la naturaleza y sentirse más conectado con su ciclo de renovación.

Pero, ¿sabías que el cambio climático puede cambiar el color del otoño?

La disminución de las temperaturas y la reducción de la luz solar desencadenan la descomposición de la clorofila en las hojas, revelando otros pigmentos, como carotenoides y antocianinas, que generan los tonos amarillos, naranjas y rojos característicos del otoño.

Sin embargo, el calentamiento global está originando tanto un retraso en el cambio de color del follaje como una disminución en la intensidad de estos colores, ya que los árboles conservan su clorofila por más tiempo y las temperaturas más cálidas y la alteración en los patrones de lluvia afectan la producción de carotenoides y antocianinas.

Pero la situación a largo plazo puede ser más compleja, y su impacto mucho mayor que el de un simple cambio de fechas o una menor intensidad cromática de las hojas.

Estas alteraciones afectan al crecimiento y a la salud de los árboles y, por ende, a los ecosistemas que dependen de ellos, reduciendo la biodiversidad y afectando los ciclos del agua y del carbono. Se calcula que los bosques absorben el 30% de todas las emisiones de dióxido de carbono que se liberan cada año, y si la capacidad de los bosques para actuar como sumideros de carbono se ve debilitada, aumentarán los efectos del cambio climático.

Como vemos, los colores del otoño son un síntoma de la salud del planeta, y no pintan nada bien.

Sin embargo, está en nuestras manos dar una pincelada medioambiental a nuestras vidas y ayudar a revertir esta situación. Cómo por ejemplo a través de la correcta separación en origen de los residuos de medicamentos que generamos en nuestros hogares. Revisa periódicamente tu botiquín doméstico y, si tienes medicamentos caducados, en mal estado o en desuso, será el momento de llevarlos al Punto SIGRE, junto con sus envases, cajas y prospectos, para cerrar adecuadamente su ciclo de vida y asegurar así su correcto tratamiento medioambiental.

Gracias a la logística inversa que aporta la distribución farmacéutica y al reciclado de los materiales de los envases depositados en los Puntos SIGRE de las farmacias, se ha logrado evitar la emisión a la atmósfera de 90.000 toneladas de CO2, y ahorrar 430 millones de kWh de energía y 70 millones de litros de petróleo, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático y cuidando de la salud de la naturaleza.

 

Fuentes: Frontiers, National Geographic y BBVA

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.